miércoles, 14 de marzo de 2012

Poder Joven... ahora!

El 2001 fue el "mochilazo", del cual seguro sólo se acuerdan ya egresados o profesionales jóvenes que deben haber participado en esas movilizaciones. Luego vinieron las marchas y tomas por el financiamiento universitario, que condujeron al establecimiento del Crédito con Aval del Estado. El 2006 sucedió la Revolución Pingüina en la cual cientos de miles de estudiantes nos movilizamos durante meses para lograr cambios estructurales en el educación del país. Los años siguientes siguieron con marchas y paros, aunque menos intensos, hasta que el 2011 todo se desató, primero con las protestas de Magallanes, luego las que se oponían a Hidroaysén, y finalmente el Movimiento por la Educación.

Todos estos sucesos de la última década marcan un cambio fundamental en nuestro país con la entrada de cientos de miles de jóvenes que se activaron muy entusiastamente en pos de conseguir cambios profundos, no sólo en educación y política medioambiental, sino que en muchas otras áreas más de las que dependen las anteriores: democratización, descentralización, redistribución económica y otras. Luego de una década de los noventa marcada por el "no estoy ni ahí", llevamos diez años de activa participación juvenil en movimientos de protesta, que siguen sorprendiendo a los viejos enquistados en el poder y que cada tanto intentan remecer la estructura de nuestra fértil provincia.

Pero a algunos ya comienzan a sentir cierta frustración, al ver que los cambios son menores, lentos y muy resistidos. Si es evidente que se necesita una Nueva Constitución redactada a través de una Asamblea Constituyente, que garantice como derechos fundamentales básicos la Salud, la Educación y la Vivienda, que federalice el país, que democratice todas las instituciones a través de los plebiscitos, las iniciativas populares y las revocaciones de mandato, que nacionalice los recursos naturales estratégicos del país y que garantice la más amplia libertad y derechos civiles de las personas, además de muchas otras propuestas ampliamente difundidas por cientos de organizaciones y activistas ¿por qué ello no ocurre? ¿por qué seguimos prisioneros de una clase política cerrada, conservadora e interesada? ¿por qué las medidas urgentes que se requieren para beneficiar a la amplia mayoría de nuestro pueblo no se ponen en práctica? ¿Por qué a pesar de tanta marcha, Chile no cambia?

Yo creo que hay una respuesta: Porque seguimos delegando el poder en otros, en un grupo, en unos "profesionales" que, realmente, no representan a nadie más que a sus propios intereses. Los miles de jóvenes, trabajadores, y ciudadanos de todas las edades que nos hemos movilizado desde hace años, lo hemos hecho con una mentalidad "peticionista" le pedimos o exigimos al Estado o al Gobierno que realicen tal o cual acción, y con eso, simbólicamente, seguimos perpetuando su poder al reconocerles que son "ellos" los que pueden resolver el tema, y no nosotros.

Entonces, una verdadera revolución, el verdadero cambio al que aspiramos millones, se producirá de verdad cuando nos liberemos de nuestras propias cadenas mentales y nos demos cuenta que nosotros mismos somos quienes podemos cambiar Chile, que todo está en nuestras manos. Mucho de lo que exigimos podemos resolverlo con organización, autogestión y cogestión, en suma con coordinarnos socialmente con nuestros pares. Y lo restante se resuelve logrando el poder político que esos conservadores aún ostentan. Hay que llegar a las concejalías, alcaldías, diputaciones, senadurías y la presidencia, porque los cambios que queremos para Chile sólo podemos hacerlo nosotros. Ellos, que sólo buscan mantener su cuota de poder, no tienen ni la capacidad ni la voluntad de hacerlo. ¡Los jóvenes al poder! Así cambiaremos Chile.

Todo lo anterior es el reflejo del pensamiento humanista: Confiamos en el trabajo de base, colectivo y comunitario que emplazado desde lo local hace esfuerzos por transformar la realidad. Son los miles de ciudadanos y ciudadanas que se organizan en todo Chile y reconstruyen el tejido social los que deben ser candidatos y lograr los cargos para realizar efectos-demostración que permitan ver que en ese lugar está naciendo algo nuevo, potente y revolucionario. Si no queremos a los mismos de siempre, tenemos que atrevernos a tomar el protagonismo. Convocamos a todas las personas de buena voluntad que quieren construir un Chile profundamente distinto, solidario, justo, democrático y noviolento a ser parte activa de este cambio: ¡preséntate como candidato humanista! Porque creemos en el PH como un instrumento legal que permita que las luchas ciudadanas emprendidas en estos años no sean opacadas por las campañas millonarias de los mismos de siempre, sino que cobren realce en la coyuntura eleccionaria y permitan visibilizar los conflictos, creando conciencia y discutiendo los pilares de este sistema que urge cambiar.

Este año tenemos una posibilidad de ser protagonistas, de denunciar, organizar y sumar. No es tiempo de ser tímidos ni de quedarnos en las casas. Hay que salir y cambiar el mundo. ¡Poder Joven Ahora!

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