Ni Armas ni Guerras

No se qué opinan de las compras de armas anunciadas por la FACH hoy día, pero como ciudadano chileno quiero declarar que me parece una pelotudez injustificable la teoría de la “disuasión”; también decir que prefiero mil veces que esos cientos de millones de dólares se gasten en construir carreteras y vías férreas que nos permitan llegar a Buenos Aires, Lima y La Paz en un santiamén a que se gasten en aviones caza-bombarderos; que me parece inmoral, y un atentado a los mismos chilenos el gasto público en armas en vez de arreglar el Hospital de Talca, o terminar de construir el Instituto Nacional, o comprar los carros de bomberos que faltan en el país. Me parece impresentable el negocio de las armas, no sólo porque su mejor uso es no utilizarlas nunca jamás, sino también porque se hacen entre gallos y media noche, sin la más mínima transparencia pública y bajo quizás que inconfesables presiones. Estoy desilusionado del Estado, porque, otra vez, la Presidenta habla de la integración y del trabajo con los países vecinos, y luego aparece el general de la FACH diciendo que “todos saben que pegamos fuertes”. Yo no quiero pegar ni siquiera débilmente, quiero conversar, acariciar y reírme de buena gana como lo he hecho con mis amigos de Bolivia y Argentina cuando he estado en Buenos Aires y La Paz.

¿Cómo es posible que un simple mortal como yo pueda hacer amistad con gente a la que me une sólo vivir en el mismo continente, aún cuando nos separan miles de kilómetros, y los Estados latinoamericanos no puedan ni siquiera detener su compra de armas para dejar de amenazarse mutuamente, cuando los unen siglos de historia y relaciones diplomáticas, comerciales, culturales y sanguíneas?

¿Cuándo dejaremos de comprar inútiles armas y nos pondremos a solucionar los problemas urgentes de la gente, cuando mínimo la salud y la educación, en vez de despilfarrarlo en bombas?

¿Cuándo lograremos cuestionar, y cambiar, la necesidad de la guerra? ¿Cuándo borraremos el para siempre el fantasma bélico?

Tengo fe en que más temprano que tarde veremos a los acusados de ilusos erguirse victoriosos junto a sus acusadores en un abrazo de paz que extirpe la violencia del corazón humano.

Somos cada vez más los que avanzamos hacia allá.

Si también crees que hay que terminar con las guerras, las armas y la violencia, date una vuelta por www.mundosinguerras.org